Los hombres actuamos de acuerdo con nuestras creencias y convicciones. Son esa jerarquía de valores que orientan y definen nuestra manera de actuar. Obramos de determinada manera, en la mayoría de las ocasiones, sin pensar, ni ser conscientes de que ellos (nuestra personal escala de valores) son los que nos llevan a comportarnos como lo hacemos. Y si nos preguntan por qué, respondemos “yo soy así”, “es mi manera de ser”, “mi manera de pensar”…
No hay vida humana que no esté constituida por ciertas creencias básicas y, por decirlo así, montada sobre ellas. Esas ideas que son de verdad “creencias” constituyen el continente de nuestra vida. “No son ideas que tenemos, sino ideas que somos”. Precisamente porque son ideas radicalísimas se confunden para nosotros con la realidad misma: son nuestro mundo y nuestro ser. Las hemos asimilado de tal modo que forman parte de nosotros mismos. A diferencia de las ideas y pensamientos que podamos tener en determinados momentos pero, que pudiera ser, que nunca se nos hubieran ocurrido pensar. Si nos damos cuenta de la diferencia veremos el distinto papel que juegan en nuestra vida las “creencias” que nos sustentan y las “ideas” que se nos puedan ocurrir.
En las creencias estamos, las ideas u ocurrencias se tienen y se sostienen. Pero la creencia es quien nos tiene y sostiene a nosotros. Hay ideas con las que nos encontramos, e ideas en que nos encontramos, que están ahí antes de que nos pongamos a pensar. Las creencias están en el fondo de nosotros mismos cuando nos ponemos a pensar sobre algo. Es algo que damos por descontado, como nos sucede con todo lo que nos es la realidad misma. Bajamos por las escaleras para salir de casa sin pensar si existe la calle o no, porque damos por supuesto que existe la calle, por ejemplo.
Creemos que lo que más influye en nuestra conducta es lo que pensamos conscientemente y, en realidad, sucede lo contrario, influye más todo aquello que, de puro contar con ello, no pensamos.
Las creencias constituyen la base de nuestra vida, el terreno sobre que acontece. Porque ellas nos ponen delante lo que para nosotros son la realidad misma. Toda nuestra conducta, incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas. En ellas “vivimos, nos movemos y somos”. Por lo mismo no solemos tener conciencia expresa de ellas, no las pensamos, sino que actúan latentes, como implicaciones de cuanto expresamente hacemos o pensamos. Cuando creemos de verdad en una cosa no tenemos la “idea” de esa cosa, sino que, simplemente, contamos con ella y actuamos de acuerdo con ella.
Paralelamente a nuestras ideas y creencias, a nuestra escala de valores, está nuestra condición de personas sensibles, seres con sentimientos, Sentimientos que también intervienen afectando nuestros comportamientos, muchas veces potenciando nuestras ideas y creencias pero otras, empujándonos a actuar en contra de las mismas.
Y es, que no basta con tener una jerarquía de valores y criterios de actuación, sino que también es preciso tener fuerza de voluntad para ponerlos en acción, cuando los sentimientos empujan en sentido contrario e incluso, cuando ocultan o desfiguran los principios y valores que los sustentan.
Existe otro factor que también incide en el mundo de los valores y es, la existencia de otros valores que pueden entrar en colisión con aquellos que tenemos. El hombre es un ser dotado de inteligencia, y puede hallar otras ideas y creencias, que pueden modificar e incluso cambiar los principios por los que rige su conducta. Ello, es una prueba más de la radical libertad con la que está dotado. Lo importante, en todo caso, es que encuentre y le dirijan aquellos valores que le hagan más libre y por consiguiente, más feliz.
Todas estas reflexiones nos llevan a considerar la necesidad de conocer cuáles son las ideas, creencias y valores que sustentan nuestra vida, a profundizar en ellas, y, en su caso, rectificando si es preciso, a buscar aquellas que nos permitan alcanzar el desarrollo y mejora personal, el crecimiento de nuestra libertad.
Las reflexiones sobre nuestras personales ideas y creencias pueden ser el tema de nuestro próximo artículo. ¿De acuerdo?…