El ser humano, sujeto de educación durante toda su vida, es persona desde el principio. Sin embargo, en este sentido, parece que no se entiende que si ya es persona, cómo puede aprender a serlo. La persona es un ser individual, completo o perfecto (en potencia) en sí mismo y diferente de todos los demás. Cada ser humano, cada persona, se caracteriza por su perfección, por su dignidad. Y, no obstante, podemos constatar diariamente en nosotros mismos nuestra imperfección, nuestra condición de seres inacabados.
La persona es un ser individual que, por racional o inteligente, es consciente de sí mismo, se auto pertenece y tiene la capacidad de autodominarse, de disponer de sí. No obstante, comprobamos en nuestra propia conducta que disponibilidad, autoposesión y consciencia quedan muy lejos de serlo. “Sólo la criatura racional tiene dominio de sus actos, moviéndose libremente a obrar.; las demás naturalezas,-por lo que se refiere a sus obras propias-, más son actuadas que actúan” Posee el hombre un autodominio que, en muchas ocasiones falla; un actuar libremente que, frecuentemente, manifiesta un bajo nivel de libertad real. ¿Cómo explicarlo?
Porque, ciertamente, no siempre ponemos en acto “de hecho” nuestras potencialidades. Cada hombre, en su situación actual, es una realización imperfecta de la persona. “Las imperfecciones que pueden encontrarse en esta o en aquella persona no son debidas a ella en cuanto persona, sino al modo imperfecto de su realización.” Hay, por tanto, una explicación de por qué una persona puede aprender a ser persona. Precisamente, por ser personas, – perfección pura – encarnadas de un modo imperfecto, podemos y necesitamos mejorar – realizarnos personalmente. Todos somos conscientes de que podemos mejorar.
Ser y llegar a ser resultan, así, compatibles en el hombre… No sólo compatibles, sino complementarios. Justamente por ser persona puede el hombre llegar a serlo. Ello no quiere decir que resulte fácil comprenderlo, sobre todo en la actualidad, dado el creciente desconocimiento del valor de la persona, y no sólo en el campo jurídico.
De otra parte,no podemos realizarnos personalmente de cualquier modo, sino de acuerdo con las características principales de la persona. De las que podemos destacar dos: totalidad y autonomía. Por tanto, cualquier acción realizadora – educativa – ha de entender la persona como un todo indivisible. La realización – o la educación – si es personal, ha de referirse a la totalidad del ser humano.
Se entiende por realización personal el “desarrollo armónico de cada ser humano”. Cualquier acción realizadora se referirá a lo parcial considerándolo como parcial, es decir, en función del todo. La persona es el hombre, unidad de alma y cuerpo y como tal ha de considerarse educativamente.
Si hemos destacado también la autonomía como característica de la noción de persona, ha de entenderse la realización personal como realización libre, de un ser libre. Es decir, como desarrollo intencional de la propia libertad. Es la persona la que, consciente de la posibilidad de su mejora personal, decide actuar para alcanzarla. Por tanto, realización personal y educación, mejora o crecimiento de la libertad vienen a coincidir. Así, pues, una vez esclarecida la noción de libertad humana, toda acción realizadora deberá ser promotora de esta libertad.
Conviene advertir, de paso, que la palabra autonomía posee, actualmente para algunos, un significado un tanto ambiguo que puede llevar al error. La autonomía de un ser creado no puede ser autonomía absoluta; es inherente a la autonomía de un ser libre pero, limitado en su misma autonomía, su deber de rendir cuentas, de responder. La autonomía no excluye una cierta dependencia a nivel humano: esta dependencia viene exigida por razones de coordinación, de convivencia o de trabajo. El amor armoniza dependencia y autonomía a lo largo de las etapas de desarrollo de la persona humana.
Somos realizaciones personales imperfectas. Nos realizamos realmente cuando atendemos a nuestra condición de personas, procediendo con autonomía frente a las diversas influencias, buscando la unidad de esta misma vida humana, a través de los periodos sucesivos en que se realiza.
Con estas características, la realización personal consiste en un mejor conocimiento de sí mismo, en alcanzar más altos modos de autoposesión, en llegar a estar más disponible, en tener tal autodominio que nos nos permita disponer de nosotros mismos. La disponibilidad es el resultado de este aprender a ser una persona, teniendo como presupuesto cuanto se ha dicho anteriormente.
Pudiera decirse de otro modo: ¿Cómo me puedo realizar personalmente? Conociéndome mejor, aceptándome como soy, alcanzando un mayor autodominio para un mejor servicio, dándome con entregada disponibilidad.